Os abro las puertas de casa para que echéis un vistazo a uno de los jardines que conforman mi hogar. Pertenece a la fachada principal de una casa de pueblo, blanca y con emparrado sexagenario.
Sobre el murete, una alineación de tiestos con rosales (los planté hace unos siete años).
En el huerto-jardín delante de la placeta apreciaréis distintos frutales. Limoneros, naranjos, nísperos y ciruelos. El límite lo marca un seto de euonymus (dos décadas) que plantamos mi padre y yo a partir de esquejes.
Este bancal no cesa de florecer, en estas fechas de manera más cautelosa. El verdadero estallido dará comienzo en primavera.
Más adelante haré un post más descriptivo en el que incluiré el trazado y las especies que he utilizado. A simple vista se puede apreciar que he mezclado autóctonas y ornamentales. También he respetado hortalizas, bulbosas y anuales naturalizadas y espontáneas.
El capricho. Plantamos este magnolio en verano. No es de gran tamaño pero duplica la talla con respecto al día de su adquisición. Tengo debilidad por los árboles y éste está entre mis favoritos. Hice todo cuanto estuvo en mi mano para que se adaptara sin problemas. Y en respuesta a estos cuidados cuatro de sus ramas han dado flor y ha crecido más de lo que esperaba. Muy agradecido.
Os dejo y comienzo con la labor, Escarda, acolchados y riego profundo. Espero que os haya gustado, ya os iré mostrando otros lugares propios y ajenos, aunque proyectados y ejecutados por la francesilla. Hasta pronto.
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